viernes, 7 de septiembre de 2007

El Percal

Boletín informativo desde la calle. Septiembre de 2007

Indice
-En punto muerto… Un vistazo a fondo al movimiento contra la especulación urbanística en algunos rincones del estado
-El sistema funciona...
-HUB: una mentira flotante
-CHC no paga a sus trabajadores
-Deslocalizar la miseria. Apuntes rapidillos sobre la deslocalización de empresas y sus consecuencias para l@s trabajadores/as


En punto muerto...Un vistazo a fondo al movimiento contra la especulación urbanística en algunos rincones del estado

Ya en números anteriores hemos hablado, por encima (manifestaciones en defensa del litoral, sellados de tiendas y promotoras inmobiliarias, concentraciones contra proyectos urbanísticos en pueblos, etc.), sobre la evolución de distintos grupos sociales opuestos a la instauración definitiva, e irrecuperable, de un gran paraíso artificial de cemento y césped a lo largo de la península. Este traerá consigo, como ya explica la abundante información que circula en la calle, la destrucción de las pocas zonas vírgenes que quedan tanto en la costa (Almería-Murcia) como en el interior de la península, la desaparición de formas de supervivencia a pequeña escala, como es la huerta, en los pueblos donde aún se desarrollan, etc. Y, ni qué decir tiene, el gran negocio (motor actual de la economía, según la clase empresarial) que esto supone para grupos muy reducidos dentro del mercado capitalista. Hasta aquí, todos estamos de acuerdo con el planteamiento inicial de luchar por nuestro entorno, en defensa de la poca tierra que queda y las consecuencias a largo plazo que esto tiene para la clase trabajadora.

Pero, dentro de esta oposición real y palpable, donde participa una parte importante de la población, importante en cuanto que puede cambiar algo si se lo propone, existen diferentes maneras de plantear qué formas de presión se deben utilizar contra los culpables directos e indirectos (menos visibles pero que contribuyen a la situación difícil en la que nos encontramos) de lo que hemos venido llamando la especulación urbanística. A su vez, existen intereses distintos y que han influido en el desarrollo de luchas que se suponían estaban al margen de intereses partidistas, para bajar el nivel de confrontación y aliviar, por otros cauces como el voto, la sensación de impotencia que mucha gente tiene al verse como simples espectadores de lo que está ocurriendo.
A cuento de esto, vemos necesario hacer, siempre a modo de contribución, un repaso de lo que han supuesto los últimos años tanto en el aspecto reivindicativo de ciertas luchas así como de las formas que han ido adquiriendo con el paso del tiempo.

En este movimiento podemos encontrar tres grupos, en ocasiones, no muy bien diferenciados:

1. Los que necesitan sacar beneficio electoral y ganar afiliados (PSOE, IU, Los Verdes, CC. OO ...) utilizando como reclamo la lucha contra la especulación sin llegar a cuestionar, ya no el sistema capitalista culpable de lo que está ocurriendo, sino el entramado especulativo en si. En definitiva, llevarlo a su terreno con palabras bonitas. Cuando se habla de corrupción, conscientes de sus trapicheos y amistades de conveniencia que deben mantener, echan balones fuera sin profundizar. Todos nos podemos hacer una idea del circo que supone moverse en la ciénaga política de Ayuntamientos, concejales, acuerdos para gobernar, etc. Este grupo ha ganado importancia, poco a poco, en las plataformas ciudadanas, organizaciones sociales... que tratamos a continuación.

2. El grupo que más apoyo ha conseguido entre la población. Está formado por una extensa amalgama de colectivos, organizaciones y asociaciones de vecinos (Ecologistas en Acción, ANSE (Asociación de naturalistas), AA.VV. el Garruchal...) que se unen ocasionalmente (y nos costa que, en algunos casos, sin ningún tipo de debate previo) a modo de plataformas para manifestarse a gran escala contra los símbolos más importantes de la especulación urbanística a nivel local o nacional. Las cuales iniciaron su andadura desvinculándose claramente de cualquier partido político o sindicato que les atara “políticamente hablando”.
Sus planteamientos van un poco más allá del anterior grupo en cuanto a crítica se refiere. Realizan análisis completos, y bien desarrollados en términos de investigación, sobre la situación legal, ecológica, económica, demográfica... de las leyes que se van aprobando, del estado de zonas muy concretas que se están destruyendo, de los trapicheos políticos, sobre futuros proyectos urbanísticos, etc. Estos sirven a buena parte de la población, que no tiene acceso directo a dicha información o lo desconoce por completo, para hacerse una idea de lo que está pasando a su alrededor con cifras y estudios muy concretos.
Sin embargo, nunca terminan por relacionar, o cuestionar abiertamente, la especulación y la destrucción del territorio como consecuencia de un sistema productivo y social (verdadera raíz del problema) que no sólo arrasa con montes o provoca subidas en el precio de la vivienda, sino que también nos coloca a la clase trabajadora en una situación muy complicada. Demuestran su rechazo a la especulación urbanística como algo separado de todo lod emás, apostando por un “modelo de desarrollo sostenible” difícilmente aplicable a ojos de cualquier empresario emprendedor con ganas de conseguir dinero rápido y dentro del marco capitalista que sufrimos.

3. Por último, también a nivel estatal y donde obviamente nos incluimos debido nuestro planteamiento crítico, podemos englobar a aquellos grupos que relacionan el problema de la vivienda, la destrucción de la naturaleza, la especulación salvaje, la extensión del cemento... como epicentro de la economía actual y algo inseparable a otras consecuencias de la democracia capitalista (explotación laboral, subida de precios en los recursos básicos para la supervivencia, etc.). Aún contando con gran cantidad de textos e información que profundiza en lo dicho anteriormente, rara vez apuesta por movilizar a la gente, sacar esa crítica a la calle (excepto en conflictos muy concretos o ya desarrollados). En este sentido, suele ir a remolque, sobretodo en la primera época de oposición en la calle a la especulación, de las convocatorias, manifestaciones... que se plantean desde plataformas unitarias, organizaciones ecologistas o asociaciones de vecin@s afectad@s por tal o cual proyecto. Una flojera que, después de unos cuantos años monopolizado por plataformas ciudadanistas que muchas veces recogían los frutos de una crítica mucho más incisiva, se está empezando a superar dirigiendo nuestro rechazo (propaganda, convocatorias, etc.) a socializar el problema y buscar puntos de unión con otros afectad@s.

Mucho ruido y pocas nueces

“A medida que la mierda fue seguida por las inundaciones, la sequía, las materias tóxicas, la seguridad sísmica, la polución atmosférica y los residuos sólidos, en el Ayuntamiento comenzó a hacerse evidente que las guerras entre los propietarios y los promotores se estaban luchando de hecho en un campo de batalla de una infraestructura que se desmoronaba” (Ciudad de cuarzo. Arqueología de futuro en Los Angeles. Mike Davis)

Una vez hecho un breve repaso de estos grupos, nos gustaría indagar un poco más en la dinámica actual que caracteriza al grupo que más gente ha conseguido movilizar. Nos parece interesante por su calado a nivel social y las consecuencias que dicha dinámica tiene en el transcurso de las luchas contra proyectos del capital que interfieren en nuestro entorno y formas de vida.
En las primeras movilizaciones, estas plataformas, consiguieron un apoyo popular que dejaba entrever la gran fuerza con la que cuenta el movimiento contra la especulación para demostrar su rechazo y poner entre las cuerdas a polític@s y empresari@s. Un ambiente que ilusiona a cualquiera. De esta demostración de fuerza (grandes manifestaciones, caravanas para ser testigos directos de la destrucción del litoral...) se ha pasado a la repetición autómata, ultrafestiva y volcada en el merchandising puro y duro (tamboriladas, venta de camisetas, gorras, chapas, etc.) como formas de presión que, pasados unos cuantos años ya y testig@s atónit@s de la culminación de megaproyectos contra los que se protestaba, se han demostrado, cuanto menos, insuficientes e ineficaces. Se aferran a una forma de contestación que refleja la falta de convencimiento para acabar con esta vorágine y la poca imaginación para poner en práctica otras formas de presión que conlleve resultados reales. Es decir, hacer autocrítica, emprender otros caminos y no acomodarse a lo cuantitativo, y estético, de estas luchas. En algunos puntos de la península (por ejemplo Murcia) ni siquiera se han llegado a utilizar (a gran escala) métodos muy básicos de presión, y al alcance de todos, llevados a cabo de forma satisfactoria por vecin@s o trabajadores/as en otras ciudades y pueblos, como pueden ser el tapiado de inmobiliarias, el bloqueo del paso a maquinas excavadoras, el agobio a polític@s y empresari@s, la ocupación de terrenos o casas, la paralización de obras, etc.
Por otro lado, y colaborando conscientemente con el anquilosamiento, podemos decir que los partidos llamados progresistas han engatusado a buena parte de estas organizaciones, con las consecuencias que conlleva, desviando el rechazo hacía otros derroteros menos incómodos. De un tiempo a esta parte vemos estancada dicha dinámica en un punto muerto de denuncias y recogida de firmas que no permite caminar más allá de lo que no sea dejar, como única alternativa, todo el apoyo social conseguido en manos de partidos políticos y abogad@s. Los cuales recurren, año tras año, a órganos institucionales controlados por los mismos que, a su vez, planifican el mercado inmobiliario y apoyan un sistema injusto para la clase trabajadora en general.

Si a este panorama, le sumamos la obsesión que tienen algunas organizaciones con presentar a la maquina urbanizadora como un monstruo intocable, algo difuso y al que no se le puede identificar, nos topamos con la realidad: Un movimiento que, en ocasiones y en algunos lugares, está limitado por su propia estrechez de miras.

Cuando una plataforma, por ejemplo, ha conseguido movilizar, en torno a una idea muy clara de rechazo, a gran parte de la sociedad que se siente afectada directamente, no puede encasillarse en métodos que a la larga no han conseguido, ni siquiera, cambiar el rumbo de algunos acontecimientos. Desde ese momento pasan a ser cómplices del inmovilismo y convierten en un folclore rutinario lo que en un principio era una demostración de fuerza contra algo. No consigue tan siquiera rozar los intereses de los magnates del cemento. Caminamos, sin pena ni gloria, ante los símbolos de la devastación como si de una visita guiada, a nuestro futuro más inminente, se tratase.
Por nuestra parte, no podemos pasar por alto el hecho de que esto haya ocurrido y siga ocurriendo mientras continúan aprobándose proyectos e iniciándose las obras de otros muchos, con la sensación de que se puede avanzar más rotundamente en nuestras convicciones. Tampoco podemos engañarnos a nosotro@s mism@s y achacarlo a la falta de información, porque estamos saturad@s de ella. Por lo menos, en lo que se refiere a la especulación inmobiliaria (jornadas, panfletos, videos, carteles, datos...). En este punto asumimos también, los que nos movemos, algunas veces, en los márgenes como si no pasara nada, nuestra poca capacidad de reacción y propuestas claras ante los cauces institucionales que han ido adquiriendo estas protestas. Procedimientos a los que se han sabido adaptar, incluso reciclar perfectamente a su favor, la clase política y empresarial.
Por eso mismo, dejamos caer una serie de propuestas, para quien quiera recogerlas, con las que dotar a la lucha contra la especulación de otras formas de presión e interpretaciones, como las que hemos ido presentando desde que comenzó este proyecto de boletín, que consigan dar una bocanada de aire fresco a la, en nuestra opinión, paralizada oposición al ladrillo.

-Bloquear por todos los medios posibles y a través de la acción directa de los propios afectad@s, sin intermediarios de ningún tipo, los proyectos que están a punto de iniciarse en el terreno o aprobarse legalmente.

-Mantener un acoso constante, tanto físico como de propaganda visible en la calle, sobre los culpables directos de la destrucción de nuestro entorno (tiendas inmobiliarias, constructoras, personajes políticos, empresari@s...). Señalar claramente, sin casamientos partidistas, el juego “legal” que los políticos hacen a los empresarios para culminar sus negocios redondos.

-Relacionar dentro todas estas iniciativas no sólo el daño ecológico que se está produciendo sino también las consecuencias laborales (subcontratación, precariedad...) y sociales (expulsión de población de renta baja...) que existen detrás de cada movimiento del capital.


¡Es hora de mover ficha!
¡Quién dijo que no se podía vivir disfrutando de nuestro entorno sin chupasangres ni especulador@s!


El sistema funciona...
Entre enero y junio de este año han muerto en el estado español 580 personas a causa de accidentes laborales


La aprobación de la nueva reforma laboral, que abarata nuestros despidos como forma de presión y flexibiliza las condiciones de contrato a favor de la empresa, junto al incumplimiento sistemático y normalizado de horarios laborales, llegando a currar nueve o diez horas al día con contratos que regulan jornadas de ocho, está haciendo mella en sectores como la construcción. Estos últimos meses se han hecho notar las consecuencias directas de la explotación asalariada sobre la población:

Finales de mayo: Un obrero resulta herido en un edificio en construcción de la calle Sagasta (Murcia) tras caerle encima una chimenea.

Mediados de julio:
-Muere un trabajador tras recibir una descarga eléctrica en la localidad de Blanca (Murcia) mientras realizaba las instalaciones para la empresa Prieto Papel.
-Otro trabajador muere tras caerle encima un bloque de piedra en una cantera situada entre Fortuna y Abanilla (Murcia) mientras trabajaba en la línea de corte de mineral de la empresa Aridos Starmi.
-En El Algar (Cartagena) otro trabajador muere tras volcar el camión con el que descargaba material en una escombrera y en el que quedó atrapado.

Principios de agosto: Durante la demolición de una nave industrial en el barrio de Los Dolores (Cartagena) varias vigas dejan sepultado a un albañil de veintitrés años que muere en el acto. El otro trabajador, que manejaba la excavadora, consiguió salvar la vida al encontrarse dentro de la cabina.


HUB: una mentira flotante
¡AUTORIDADES PORTUARIAS DE CARTAGENA INTENTA VENDERNOS
OTRA MIERDA GIGANTE Y QUE FLOTA!


“ (...) La Autoridad Portuaria quiere aprovechar la buena ubicación de Cartagena para captar el creciente tráfico marítimo que atraviesa el Mediterráneo y multiplicar por cien el tráfico de contenedores con la construcción de la dársena de El Gorguel.” “El puerto regional, por el que ahora apenas pasan 20.000 contenedores anualmente, lleva camino, por tanto, de convertirse en uno de los más importantes del Sur de Europa”(...) “El proceso mundial de deslocalización industrial potenciará todavía más la alternativa marítima”(...) “la explanada que está previsto crear en El Gorguel alcanza los 1,2 millones de metros cuadrados de extensión.” “aunque la obra suponga el costosísimo levantamiento de una gran dársena sobre el mar y la apertura de un túnel de casi un kilómetro de longitud para comunicar el nuevo muelle con tierra adentro, por debajo de las montañas”(...). Total nada (Declaraciones recogidas de diversas fuentes, eso si, todas fiables).

Ya vuelven a ensuciarnos las orejas hablándonos de nuevas necesidades, de inagotables ventajas, de aumentos e incrementos, de lo obsoleto de las instalaciones actuales y de la ostia en verso. Concluyen el discurso para parias con una retahíla de datos y cifras sobre el cambio del modelo económico, la deslocalización industrial global, la necesidades del mercado y la competitividad surgida a raíz de éstas, y lo hacen desde un punto de vista desde el que diríase que ellos no son el Mercado, que ellos no han creado ni fomentado esta competitividad cuando la realidad es justo la contraria. Y todo esto para colarnos otro gol.
Con la excusa de la “deslocalización mundial de la industria” (que no es otra cosa que una parábola muy rimbombante para decirnos que el capital emprende una huida hacia delante llevándose los bolsillos llenos de dinero y, de paso, la producción, hacia países en vías de desarrollo donde el proletariado está en unas condiciones idóneas para su mejor explotación) pretenden que traguemos con la imperiosa necesidad de un puerto HUB, esto es, en palabras del ejecutable profesor de Economía de la Universidad de Cartagena, Antonio García Sánchez:

“los HUB son puertos en los que la mercancía se trasborda: se reciben grandes buques que estiban dejando en tierra una gran cantidad de contenedores que luego otras naves más pequeñas, llamadas feeder, se encargan de transportar a los puertos de proximidad y viceversa: allí se recogen las cargas de varios barcos de líneas más cortas para completar uno mayor que siga una ruta transoceánica”.

Una maravilla, vamos. Esto es, en definitiva, una infraestructura que responde a las necesidades del capitalismo actual, que se desplaza hacia las zonas previamente empobrecidas y que deja a los países de origen convertidos en almacenes, pasillos para la mercancía y escaparates para un turismo de alto poder adquisitivo, pasto para el sector ocio y servicios. Hablan de la necesidad de ampliación del actual puerto de mercancías en base a un incremento de la economía que va ligado a un mayor consumo y tráfico de éstas, pero, en el día a día real, lo único que al proletario le incrementa son las hipotecas, el precio del suelo y la vivienda, el coste de la vida, el precio de la gasolina, el precio de las verduras y el coste adicional de la madre que los parió. Con este panorama no se nos hace difícil imaginarnos qué cuentas corrientes serán las que incrementen económicamente con este proyecto que, como otros anteriormente, ya empiezan a vendernos como la repera.

1000 millones de euros en inversiones para servir a sus dueños, 1´2 millones de metros cuadrados destruidos y hormigonados, con túneles, dragas y lo que rondaré morena, que estos por destruir que no quede, la promesa de unas obras que traerán puestos de trabajo con fecha de caducidad, que al igual que ocurrió con la ampliación de la dársena de Escombreras, son pan para hoy y hambre para mañana, una economía de almacén y obrer@s industriales sirviendo cafés a los turistas listos para desplumar … Este será el legado de un proyecto que por su propia concepción solo puede servir para enriquecer a quien lo proyecta, lo aprueba, lo diseña, lo financia … nunca a una clase trabajadora que será la que lo sufra, con el aumento de la precarización de su subsistencia.

Desde los propi@s vecin@s de El Gorguel y diversas agrupaciones ya se están dejando ver señales de rechazo a este proyecto. Para quien quiera seguirlo, aquí dejamos las direcciones de Internet para estar al tanto y, a los vecin@s y afectad@s, mostrar desde estas humildes páginas nuestro apoyo, nuestra oposición a esta nueva mierda flotante. Estamos aquí para lo que queráis.

¡HAY QUE PARAR EL PUERTO HUBEXPULSEMOS A LOS CAPITALISTAS Y SUS PROYECTOS DE EXPANSIÓN! ¡Nuestra vida no es su patio de recreo!

Mas información: Asociación de Vecinos del Gorguel www.elgorguelestavivo.com



CHC no paga a sus trabajadores

Más de 30 trabajadores/as protestaron el pasado 16 de agosto frente a la sede situada en el Pol. Ind. La Estrella en Molina de Segura (Murcia)

Todo apunta a que la empresa murciana Conducciones Hidráulicas y Carreteras se encuentra en quiebra y l@s directiv@s, que dieron el cambiazo hace tres meses por otros rostros, se lo han llevado calentito. La empresa no ha pagado las últimas nominas a buena parte de sus trabajadores directos ni a l@s que tiene a través de empresas subcontratadas en obras de dentro y fuera de la Región (Almería, Valencia...)
Aparte del impago de nóminas también se han producido varios despidos improcedentes (sin el plazo de aviso y sin cobrar los finiquitos correspondientes). La mayoría de estos despidos, sin explicación ninguna, se produjeron hace un mes en una obra de construcción de pisos situada en Granada donde CHC tenía contratadas a 24 trabajadores/as. La mayoría de las deudas de CHC (300.000 € por ahora), que tiene iniciadas grandes obras públicas y privadas por toda la península, afectan directamente a las empresas que mantiene subcontratadas. Todas ellas por impago a los obrer@s y jefes de obra.


Deslocalizar la miseria
Apuntes rapidillos sobre la deslocalización de empresas
y sus consecuencias para l@s trabajadores/as


“El fenómeno de las deslocalizaciones tuvo más incidencia entre el 2000 y el 2005, años en los que casi medio centenar de empresas nacionales y extranjeras cerraron sus plantas en España para instalarlas en otros países, lo que destruyó cerca de 25.000 empleos” (Periódico La Verdad, 6 de agosto de 2007)

Empezaríamos por la definición aséptica:
Se llama deslocalización al proceso por el que algunas empresas, generalmente multinacionales, trasladan sus centros de trabajo y/o sus capitales en países desarrollados a países con menores costes para ellos, generalmente del Tercer Mundo. La deslocalización es una consecuencia natural de la libertad de movimiento de mercancías y capitales y es uno más de los problemas que acarrea la globalización de la economía que se traduce en una expansión contra todo a nivel mundial. Esta puede presentarse básicamente de dos formas:
Internalizada: La producción está en manos de una empresa filial de otro país; se trata de una "deslocalización intraempresarial" que también se denomina cautiva. Así, pues, se crearían filiales de la empresa propia en el extranjero.
Externalizada: La producción se subcontrata a otra empresa extranjera; se denomina "deslocalización subcontratada". Es decir, se trata de la subcontratación de un servicio a otra empresa o proveedor.
Los efectos inmediatos de una deslocalización se resumen en dos situaciones: Que las empresas cierren completamente sus plantas productivas en el país originario (y más desarrollado) o que las reduzcan a un nivel meramente representativo. En ambos casos el problema social más visible es el desempleo generado en el país de origen por el cierre de planta o reducción de la mano de obra. Pero es tan solo el más notable. Examinando las principales causas de la deslocalización podremos hacer un listado más completo; hemos resumido en tres las causas por las que una empresa puede tomar la decisión de trasladar sus plantas a otro país, rechazando de la lista la falta de rentabilidad en el país de origen, al entender que una empresa que tiene capital para poder afrontar un traslado con despidos incluidos no se halla precisamente en bancarrota, así pues las causas de este proceso son la búsqueda de mayores beneficios en función de:
-Menor coste de la mano de obra; legislaciones menos estrictas con la protección del medio ambiente y la lucha contra la contaminación, inutilización de tierras, etc.; condiciones de trabajo más flexibles, que permitan menos seguridad en el trabajo, mayor jornada laboral, etc.
A estas causas, Blanca Sánchez Robles, socióloga de la universidad de Cantabria, añade las de estabilidad política en el país de origen y de destino y una menor carga impositiva (menos impuestos, vamos), estas últimas podrían no perjudicar a nadie en un momento dado, pero tras examinar las anteriores, las conclusiones sobre sus efectos son claras:
-Aumento del paro en el país de origen; creación de empleo de baja calidad en el país de destino; contaminación y destrucción del medio ambiente, al carecer el país de destino de controles ambientales o de sensibilidad para evaluar los daños apropiadamente, lo que puede causar sequías, desertización, etc; "efecto dominó" en la competencia: para poder competir con la empresa deslocalizada, su competencia debe imitar sus métodos y reducción de la calidad del producto final, al ser realizado por personal en peores condiciones laborales, a lo que hay que sumar la peor calidad de materiales que ya se practica con el fin de ahorrar en costes.

La economía de tiranía

“Delphi protagoniza la última huida de una multinacional, con 1.549 despidos” (Periódico La Verdad, 6 de Agosto de 2007)
Cuando la producción no esta destinada a cubrir unas necesidades reales y concretas de la población (productora y consumidora al mismo tiempo) sino a sacar de ella el máximo beneficio posible con la intención de acumular y poder reproducirse, no hay que extrañarse de que sus efectos negativos puedan llegar a repercutir en la propia población (Productores y consumidores). La honda expansiva que deviene de la espiral: máximo beneficio-mayor producción-máximo beneficio, necesita cada vez de más mercados, más consumidores, menos costes y más terrenos que dilapidar. Esta expansión continua y contra toda naturaleza es una característica (y no un defecto como se tiende a pensar) del sistema de producción capitalista que, cuando se ha visto empujado a una crisis, que venia de la limitación por las fronteras, no ha dudado en variar su estrategia y conquistar todos los aspectos de la vida y todos los rincones de la geografía.
Las mercancías son el resultado de una separación de los productores de sus productos, que observa su mayor distancia con el fenómeno de la deslocalización, donde toda la producción se traslada a países donde su consumo será muy limitado y solo regresa al país de origen del capital para ser consumida y, en peor de los casos, para ser almacenada hasta llegar a su país de destino-consumo. La deshumanización del proceso productivo, que otorga a los beneficios económicos obtenidos de la mercancía mayor importancia que a las condiciones de vida de los productores-consumidores, es la consecuencia de la tiranía de la economía capitalista, que siempre actuará en contra de la mayoría y muy especialmente en contra de los consumidores-productores, de los proletari@s. Baja calidad de la producción, paro en el país de origen y explotación en el país de destino, desiertos industriales que se rellenan de chalets para consumidores con alto poder adquisitivo que son tratados como receptores de sus productos, como cerdos para el engorde, en el país de origen y degradación de zonas naturales, destrucción del medio ambiente en el de destino. La economía de tiranía no entiende de la vida.
Para acercar el caso, y sólo de pasada esta vez, mencionaremos el fuerte proceso de deslocalización que se esta llevando a cabo en todo el tejido productivo e industrial de la zona de Alicante, donde el pasado 25 de Julio, de un plumazo y en tan solo dos semanas, se limpiaron a 60 personas de cadenas de montaje y producción de la empresa siderometalúrgica JOFEL. Con el visto bueno del sindicato CC.OO, que tan sólo convocó una asamblea para informar a los currantes/as de lo bien hechas que tenía las cuentas la empresa y lo rotundamente invariable que se presentaba el proceso de cierre, actuando así de colchón a las decisiones de sus amos. Nos queda la duda de si movieron el rabo a priori o a posteriori. Los trabajadores/as que quedan, en la sección de textil, tienen sus días contados hasta diciembre de este año. Después de esta fecha las instalaciones quedarán relegadas a funciones de almacenaje.

Editado en Murcia y fotocopiable

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