Boletín informativo desde la calle. Junio de 2008
Índice
- Apretarse el cinturón, rascarse el bolsillo y...
- Propuestas: ¿Cómo afrontar la crisis?
- ¿Quién paga el pato?
- ¿Para qué sirven las Viviendas de Protección Oficial?
- Churra: Escombros de lujo
- La Fábrica de hielo: Un ejemplo vivo de que Murcia no se vende (Anexo: Bienvenido al bando de la... muerte
- Señales de humo... Contra la alta velocidad
- Manual práctico de autodefensa proletaria
Apretarse el cinturón, rascarse el bolsillo y agachar la cabeza
Como apuntábamos en el último número (diciembre de 2007), se acercan momentos difíciles para llevar a cabo grandes inversiones, comprar acciones en Bolsa y especular con dinero negro para que se genere más beneficio (a cambio de casas vacías o financiando “obras sociales” de todo tipo) . Tiempos duros en los que habrá que deshacerse de algún lujoso coche.
No nos referimos aquí a comprar una casa modesta, algo que hace tiempo es complicado, sino a los juegos de mesa en los que se entretienen los gestores de la economía española para seguir compitiendo entre ellos y “equilibrar la riqueza del país”. A nosotros, como podemos comprobar con el despido masivo de trabajadores* y la subida de precios al consumo, nos toca pagar los despilfarros y las “inversiones arriesgadas fuera de tiempo” para que estos gestores recuperen aire, retomen posiciones y lleven adelante nuevos proyectos de expansión.
Vemos cómo, de la noche a la mañana, la estrategia de grandes empresas, punto de referencia para otras en busca de salidas rentables, cambia repentinamente de rumbo para demostrarnos que, en el fondo, son buena gente. Por ejemplo: Iberdrola nos ayuda a mantener el planeta limpio con sus ultramolinos, Repsol nos ayuda a no contaminar la atmósfera con sus eco carburantes, Acciona es sostenible mientras hormigona por tierra y mar, el Banco Santander ahorra por nosotros con sus planes de hipoteca... Es decir, intentan darle la vuelta a la tortilla. Mientras, nosotros, debemos hacer un esfuerzo para superar la “crisis” o la “recesión”, según quien opine.
¿Por qué? Las tornas cambian y si antes ciertas apuestas no eran seguras o llevaban a un callejón sin salida, ahora se convierten en un filón a largo plazo. Mercancía para algunos, necesidades básicas para otros, pero que en breve multiplicarán su valor:
Agua: En ciertas zonas escasea. Su uso cotidiano por parte de la población, para subsistir, es y será un gran negocio en el futuro. Las facturas abusivas que nos clavan las compañías cada dos o tres meses hablan por sí mismas.
Energía: Revender la energía renovable a trocitos (la solar y eólica principalmente) cuando el petróleo siga subiendo o escasee, dará billetes. Ya estamos viendo la construcción de numerosas “huertas solares” y molinos ultramodernos a lo largo del territorio.
Esta inversión no se hace por amor al planeta o a la humanidad, teniendo en cuenta que proviene de quienes arrasan con territorios naturales o esponsorizan el lavado de cara en ciertas ciudades expulsando a las clases bajas. El capital está moviendo ficha. La energía ni se crea, ni se destruye, se vende (que es más rentable).Es hora de enseñar la cara más amable del capitalismo actual. Apostar por ideas nuevas y “ecológicas”, recuperarlas, y renovar la imagen agresiva que se ha creado alrededor del, hasta ahora, sector mayoritario de la construcción. El gasto o las pérdidas que se prevén para cientos de empresas durante la etapa actual se compensa con cierres de filiales, abaratando costes, precarizando el empleo, recortando plantilla e invirtiendo en proyectos (las energías renovables, la vivienda pública...) que además tienen el apoyo de las instituciones y reciben subvención por potenciar ciertas iniciativas que nos salvarán de la crisis. También es el momento oportuno de destapar los diferentes mecanismos que instituciones, patronal y sindicatos llevarán a cabo para no recortar sus presupuestos (beneficios, ayudas, subvenciones...) a costa de recortar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Es momento de movilizarse sin políticos en la calle, en el trabajo, en la universidad...
Organicemos nuestro cabreo
Índice
- Apretarse el cinturón, rascarse el bolsillo y...
- Propuestas: ¿Cómo afrontar la crisis?
- ¿Quién paga el pato?
- ¿Para qué sirven las Viviendas de Protección Oficial?
- Churra: Escombros de lujo
- La Fábrica de hielo: Un ejemplo vivo de que Murcia no se vende (Anexo: Bienvenido al bando de la... muerte
- Señales de humo... Contra la alta velocidad
- Manual práctico de autodefensa proletaria
Apretarse el cinturón, rascarse el bolsillo y agachar la cabeza
Como apuntábamos en el último número (diciembre de 2007), se acercan momentos difíciles para llevar a cabo grandes inversiones, comprar acciones en Bolsa y especular con dinero negro para que se genere más beneficio (a cambio de casas vacías o financiando “obras sociales” de todo tipo) . Tiempos duros en los que habrá que deshacerse de algún lujoso coche.
No nos referimos aquí a comprar una casa modesta, algo que hace tiempo es complicado, sino a los juegos de mesa en los que se entretienen los gestores de la economía española para seguir compitiendo entre ellos y “equilibrar la riqueza del país”. A nosotros, como podemos comprobar con el despido masivo de trabajadores* y la subida de precios al consumo, nos toca pagar los despilfarros y las “inversiones arriesgadas fuera de tiempo” para que estos gestores recuperen aire, retomen posiciones y lleven adelante nuevos proyectos de expansión.
Vemos cómo, de la noche a la mañana, la estrategia de grandes empresas, punto de referencia para otras en busca de salidas rentables, cambia repentinamente de rumbo para demostrarnos que, en el fondo, son buena gente. Por ejemplo: Iberdrola nos ayuda a mantener el planeta limpio con sus ultramolinos, Repsol nos ayuda a no contaminar la atmósfera con sus eco carburantes, Acciona es sostenible mientras hormigona por tierra y mar, el Banco Santander ahorra por nosotros con sus planes de hipoteca... Es decir, intentan darle la vuelta a la tortilla. Mientras, nosotros, debemos hacer un esfuerzo para superar la “crisis” o la “recesión”, según quien opine.
¿Por qué? Las tornas cambian y si antes ciertas apuestas no eran seguras o llevaban a un callejón sin salida, ahora se convierten en un filón a largo plazo. Mercancía para algunos, necesidades básicas para otros, pero que en breve multiplicarán su valor:
Agua: En ciertas zonas escasea. Su uso cotidiano por parte de la población, para subsistir, es y será un gran negocio en el futuro. Las facturas abusivas que nos clavan las compañías cada dos o tres meses hablan por sí mismas.
Energía: Revender la energía renovable a trocitos (la solar y eólica principalmente) cuando el petróleo siga subiendo o escasee, dará billetes. Ya estamos viendo la construcción de numerosas “huertas solares” y molinos ultramodernos a lo largo del territorio.
Esta inversión no se hace por amor al planeta o a la humanidad, teniendo en cuenta que proviene de quienes arrasan con territorios naturales o esponsorizan el lavado de cara en ciertas ciudades expulsando a las clases bajas. El capital está moviendo ficha. La energía ni se crea, ni se destruye, se vende (que es más rentable).Es hora de enseñar la cara más amable del capitalismo actual. Apostar por ideas nuevas y “ecológicas”, recuperarlas, y renovar la imagen agresiva que se ha creado alrededor del, hasta ahora, sector mayoritario de la construcción. El gasto o las pérdidas que se prevén para cientos de empresas durante la etapa actual se compensa con cierres de filiales, abaratando costes, precarizando el empleo, recortando plantilla e invirtiendo en proyectos (las energías renovables, la vivienda pública...) que además tienen el apoyo de las instituciones y reciben subvención por potenciar ciertas iniciativas que nos salvarán de la crisis. También es el momento oportuno de destapar los diferentes mecanismos que instituciones, patronal y sindicatos llevarán a cabo para no recortar sus presupuestos (beneficios, ayudas, subvenciones...) a costa de recortar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Es momento de movilizarse sin políticos en la calle, en el trabajo, en la universidad...
Organicemos nuestro cabreo
*“El sindicato UGT anunció ayer que la empresa de zumos Rostoy, de Casillas (Murcia,
despedirá a 40 obreros; la mitad de su plantilla actual.” Diario 20 Minutos, 3 de Abril de 2008
despedirá a 40 obreros; la mitad de su plantilla actual.” Diario 20 Minutos, 3 de Abril de 2008
Propuestas: ¿Como afrontar la crisis?
Algunas líneas de intervención social ante la crisis económica como salvavidas del capital y sus gestores:
-Resistencia a las maniobras del capital (solidaridad activa entre despedidos y trabajadores ante recortes de plantilla, salariales, legales... repulsa social a la subida de precios a la población exigiendo el abaratamiento de estos...) y reducción del tiempo de trabajo (bajar el ritmo para retardar sus planes de “reactivación” de la economía)
- Contra las medidas de recuperación de la crisis: topes, congelación de salarios, expedientes de crisis, despido libre, regulaciones de empleo...
-Contra el paro: exigiendo un salario suficiente garantizado y organizando grupos de parados para destapar de forma colectiva las consecuencias “colaterales” de la crisis...
-Extender, profundizar y generalizar las luchas y las asambleas sin mediadores políticos ni sindicales: dentro y fuera de la empresa, por sectores, zonas geográficas, en la calle, por barrios... Evitar que los conflictos queden aislados (solo transportistas, solo inmigrantes...)
-Contra los desequilibrios y desigualdades regionales, o zonas concretas de la geografía, impuestas por el capitalismo y la sobreexplotación de las zonas subdesarrolladas...
Unión, acción y autogestión de nuestras vidas
¿Quién paga el pato?
El Grupo Levantina de Mármoles y el Grupo Soledad arrojan más de 200 personas al Valle de las Uvas (Alicante)
El E.R.E (Expediente de Regulación de Empleo) del Grupo Levantina de Mármoles (GLM), que amenaza con dejar en la calle a 195 trabajador@s, junto a la oleada de “despidos improcedentes” del Grupo Soledad (propietario entre otros de los talleres Confort Auto) sumarían la notable cifra de más de 200 parad@s en menos de tres meses entre distintas poblaciones de Alicante como Aspe, Novelda, Elda… la zona que se conoce como “Valle de las Uvas”.
El Grupo Soledad, en una hábil maniobra empresarial lleva dos meses despidiendo gente periódicamente (11 despidos una semana, tras dos semanas otros 20… y así). Esto limita las posibilidades de l@s trabajadores para organizarse y hacerles frente, y desune a los compañer@s que se encuentran con un clima de miedo y acoso que les hace proteger con más celo su puesto de trabajo de manera individual.
Esta operación se está realizando de forma tan oscura y soterrada que nos es imposible precisar hasta la fecha el número de trabajador@s despedidos.
Por otro lado, el grupo Levantina de Mármoles tiene previsto el cierre de dos plantas (Lam 12 y Lam 6) y el recorte de 40 puestos en una tercera, Spain Marmle. La calaña empresarial se excusa en el “retroceso de la construcción, las importantes restricciones de crédito que registran los mercados y la creciente dificultad de las empresas europeas para exportar su producción a la zona de influencia del dólar, mercados donde el grupo Levantina debe hacer frente a competidores ubicados en países emergentes con costes muy inferiores" para esta operación de saneamiento de sus ingresos.
L@s trabajadores y el pueblo de Novelda se han echado a la calle, capitaneados hasta la fecha por los lidercillos de C.C.O.O y U.G.T y, en forma de concentraciones, manifestaciones y pintadas, han mostrado su rechazo a esta estrategia capitalista de cargarle el muerto de la crisis a quien nunca tuvo la capacidad para producirla. Como trabajadores debemos dar un paso más y superar los dirigismos sindicalistas que están pidiendo la suspensión temporal de pagos como alternativa al despido, y que es una solución a la medida de los empresarios no de los trabajadores. Debemos, mediante la comunicación, la solidaridad, creando nuestro propio espacio, hacernos fuertes. Para defendernos de este y otros ataques que en el futuro se pudieran dar, es necesario que no solo los currantes de Levantina de Mármoles o Grupo Soledad, sino todos los proletarios nos reconozcamos en la imagen de los despedidos y, con una estrategia adecuada para cada ocasión, crear o dotarnos de herramientas eficaces (al margen del espectáculo mediático) para hacerles frente.
Un ex-trabajador del Grupo Soledad
“!Contra los despidos y la precariedad!”
“¡Empresarios de la levantina, os vais a ahogar en vuestra propia orina!”
(Pintadas mural de grandes dimensiones aparecidas en la entrada de Novelda y que da la bienvenida a este pueblo)
¿Para qué sirven las Viviendas de Protección Oficial?
Desde que comenzaron a construirse este tipo de viviendas se ha visto en ellas una forma barata de adquirir una casa, de conseguir un chollo. Eso si tienes la suerte de que te toque la lotería que supone la subasta de VPO (teniendo en cuenta el número que se construyen en comparación con la demanda real que hay de viviendas...). En la etapa de endeudamiento en que nos vemos inmersos, muchos ven en estas viviendas, quizá con más ilusión que antes, una salida al mismo. Incluso los empresarios. Hagamos un breve repaso a este tipo de políticas; al significado que se les quiere dar ahora precisamente; a las mejoras que pueden generar a la clase trabajadora en un principio y, a largo plazo, como puede servir para amortiguar la caída en el sector de la construcción – inmobiliario.
A partir de los años 80 se comenzó a hablar entre los arquitectos progresistas de una especie de “democratización de la vivienda” para justificar la construcción de bloques con la capacidad de aglutinar mayor número de población y aprobar proyectos que acabara lentamente con un modelo de barrio más popular y de vida en la calle (o la huerta). Por lo general, zonas compuestas por casas bajas. Con la excusa de querer potenciar una hipotética igualdad social y el derecho constitucional de todo el mundo a acceder a una vivienda como estandarte de la democracia, la población, exceptuando ciertas luchas que se fraguaron en torno a grandes ciudades (con la destrucción de chabolas y barriadas), no vio con malos ojos economizar su espacio, para que cupiese más gente. Las empresas privadas comenzaron a rediseñar el negocio de la vivienda, encontrando en la emigración de trabajadores y la acumulación de inquilinos un gran filón económico y de modelo urbano: en menos espacio podían sacar más provecho y asentar a la clase trabajadora (o a estratos marginados) donde no molestara. Es decir, en ciudades satélite o polígonos de realojamiento.
Este modelo de construcción ha ido evolucionando hasta nuestros días y ha tenido a los bloques de VPO como principal símbolo de “ayuda social” por parte del Estado. Sin embargo, tras esa imagen de igualdad entre clase sociales que quiere demostrar dicha “democratización de la vivienda”, vemos cómo por un lado, se siguen construyendo bloques mastodonte para la clase media-baja, y por otro se reservan zonas residenciales o de lujo para la venta de casas unifamiliares de gran extensión, con los privilegios y la calidad de vida que representa. Un escenario en continuo contraste con zonas más deterioradas, y con la desigualdad social que, en teoría, instituciones, constructoras y arquitectos, querían suprimir por el bien común de toda la sociedad. El problema no era, ni es, un modelo de viviendas limitado sino el tipo de gente que vive en ellas, el aprovechamiento del suelo y el espacio como mercancía para beneficiar a unos pocos privilegiados.
La especulación urbanística generada por estos y otros factores, como la limpieza de dinero negro, ha llevado a la situación actual donde la demanda de vivienda de promoción privada se ha estancado y tiende a bajar. Como resultado del desgaste en el sector inmobiliario y la dificultad que tienen las familias para hacer frente a hipotecas o la compra de una vivienda, el gobierno plantea la subvención a las empresas privadas que planifiquen viviendas de protección en sus proyectos como forma de potenciar el acceso a la vivienda y “ayudar a la población de renta baja”. El contexto que se genera con estas inyecciones de dinero a las promotoras-constructoras es de convertir las VPO en un negocio con el que acolchar las perdidas en el sector e inflar los precios de éstas construcciones. Al fin y al cabo, aunque el Estado regule las condiciones de compra, son las empresas las que fijan el precio final, amortizando gastos de inversión con este tipo de subvenciones (una parte estaría cubierta) para seguir construyendo como si no pasara nada. Es una estrategia que ya han puesto en marcha grandes promotoras para hacer frente a la famosa “crisis” que ellos mismos han provocado.
Aparte, las viviendas de protección son construidas a bajo coste, con material de poca calidad y unos acabados de pena, porque van dirigidas a un fin que genera escasos beneficios. Las zonas donde se construyen suelen estar bastante dejadas (ni reformas, ni servicios de limpieza regulares, mejoras de plazas, etc.). Incluso, si ese suelo interesa para especular o resolver conflictos sociales, la dejadez llega al punto de declararlas en estado de ruina (por ejemplo, polígono de viviendas de La Paz o los bloques de Ayuso en Murcia capital). La calidad en estas viviendas se da por hecho que va a ser inferior, aunque las hayamos pagado con los impuestos que nos arrebatan continuamente.
La necesidad de VPO no es real, porque ya existen miles de casas vacías, con las que se especula en espera de tiempos mejores y que podrían destinarse para ese objetivo o reapropiarse para quien le haga falta. Con este panorama, no podemos ver una tabla de salvación en la constitución, o las leyes, reivindicando una vivienda digna o pidiendo a toda costa que se construyan más VPO. Esta alternativa también se puede transformar en un negocio, volverse en nuestra contra, convirtiéndonos en explotados que mendigan algo que les pertenece. Hay suficientes casas para vivir dignamente y sin engordar aún más el negocio inmobiliario, solo hace falta la determinación de quienes sufrimos estas situaciones, de los afectad@s.
“La vivienda protegida sube de golpe un 30% en Murcia y Cartagena”
(Diario 20 Minutos, 9 de Abril de 2008)
“También hemos hecho más atractiva la construcción de VPO a los promotores adecuando los precios de los módulos en los que se divide la VPO según distintas zonas geográficas a los precios actuales” (José Ballesta, Consejero de Obras Públicas, Vivienda y Transportes en una entrevista para el periódico La Economía Región de Murcia, Junio de 2008)
Churra: Escombros de lujo
Esta zona es conocida por el sector inmobiliario y prensa local como la que se convertirá, de aquí a unos años, en la Bervely Hills murciana. Es un punto privilegiado de acceso a la ciudad y esto hace que el suelo esté bastante cotizado. Decenas de nuevos ricos venden cada metro cuadrado de su tierra, dejándolos en manos de promotoras que destrozan los tejados y puertas de antiguas casas de huerta. Es una forma de prevenir que nadie pueda utilizar esas viviendas mientras se aprueban los futuros proyectos de expansión previstos en torno al cinturón de la capital murciana. Por este recorrido pueden verse casas bajas aun habitadas, normalmente por gente anciana de la zona de toda la vida, junto con casas destrozadas, hechas intencionadamente ruina o solares repletos de escombros. Con un paisaje tan desolador, y hasta que lleguen los tiempos de una gran zona residencial, más que Bervely Hills, Churra se parece a Bosnia durante la guerra.
Esta táctica de presionar y acosar, llevada a cabo por promotoras e instituciones, se caracteriza por el deterioro del entorno de un barrio para expulsar a los habitantes de este y, poco a poco, cedan todos los demás a la venta de sus “antiguas y deterioradas” casas.
“Aún vivimos aquí”
(Pintada significativa en la fachada de una casa de Churra rodeada por bloques en construcción, solares y la nueva carretera que conectará la Avda. Juan Carlos 1º con la carretera de Alicante)
C. S. O. A. La Fábrica de Hielo:
Un ejemplo vivo de que Murcia no se vende
Hace meses que un grupo de personas decidió, por necesidad y como forma de luchar contra la especulación, ocupar los terrenos de una antigua nave en la pedanía murciana de Churra. Se trata de una zona azotada por el avance de los nuevos planes urbanísticos que se expanden sobre la periferia de la capital.
Este proyecto supone, entre otras cosas, romper con la dinámica derrotista, que hasta ahora caracterizaba la resistencia contra los proyectos del capital, de la forma más directa: Ocupar la huerta. Y, lo que aún es más importante, sale hacia fuera para demostrar que es posible paralizar los métodos de expulsar habitantes (algo asimilado por la mayoría de la población) para seguir construyendo miseria. Todo esto, poniendo en común problemáticas sociales, ecológicas... y dando cabida a colectivos de gente que se preocupan en desarrollar una conciencia para reaccionar ante las mismas.
En este espacio se realizan actividades como: Cultivo de huerto ecológico, conciertos a precios populares, charlas informativas y de debate, distribución de material escrito de temática social y política, elaboración de pan (horno de leña), proyecciones, etc.
Hay indicios de que actualmente estén en marcha los tramites para desalojar el lugar.
Solidaridad con La Fábrica de Hielo.
Apoyemos estas iniciativas autogestionadas y organizadas desde abajo sin la mano de instituciones
o partidos políticos.
Asambleas abiertas del centros social: Todos los martes a las 8 h. Dirección: Avenida Torre Alcaina nº8 (Churra)
Bienvenido al bando de la ... Muerte
Un año más festejamos el asesinato de nuestra huerta. Matones y especuladores campan a sus anchas extorsionando y chantajeando a huertanos y otras personas que se resisten a ver la huerta muerta. Los mismos empresarios que hoy junto a nosotros celebran este paripe hipócrita, mañana estarán riéndose de la huerta y construyendo grandes edificios, centros comerciales ayudados por el ayuntamiento y la comunidad de Murcia que saben muy bien como enriquecerse gracias a su política del construir por el simple beneficio de construir (pero esto no es eterno). Desde el CSOA La Fábrica de Hielo os animamos a que os impliquéis en esta lucha. Formando grupos de barrio y realizando asambleas, debates, manifestaciones, incluso okupando la huerta, bancales o espacios abandonados para devolvérselos al barrio, a su gente.
Si la huerta muere... okupa y resiste
(Panfleto repartido durante el último Bando de la Huerta, fiesta popular en
la ciudad de Murcia en honor a la huerta tradicional)
Señales de humo... Contra la alta velocidad
(Editorial de la “Hoja de resistencia contra el TAV” (Tren de Alta Velocidad en el País Vasco) nº 19. Junio de 2008)
Prácticas políticas que se inventaron para servirnos pero nos atan, nos esclavizan, nos callan y nos limitan... Prácticas que pretenden aglutinar y ¿qué consiguen? Dividir, delegar, desmovilizar, claudicar... Discursos vacíos que no cuestionan la opresión, ni tan siquiera las causas que generan estos proyectos, como si de un problema de mala gestión se tratase. Discursos y prácticas de intervención política que lo único que hacen es fortalecer lo que pretendemos destruir: el poder, la sumisión, la especialización, las vanguardias...Prácticas teñidas de verde para complacernos, prácticas teñidas de rojo para disimular... ¿Dónde está la libertad si delegamos?.
El hedor a mierda os delata, después ya no quedará aire que respirar, solo seres uniformes con comportamientos uniformes, mascaras de oxígeno de color verde. Y pensaremos que ha ocurrido, en si hemos tomado parte... La lucha contra el TAV debe ser la lucha contra el capital, contra las formas de organización social vigentes, contra la sumisión, contra la propiedad, contra la delegación, contra la resignación. Donde los oprimidos luchemos en primera persona contra quienes pretenden someternos. Donde la única consigna válida sea la lucha de clases. Donde el amor que llevamos dentro lo transformemos en odio hacia quienes pretenden callarnos... Donde el odio que llevamos dentro lo transformemos en amor para seguir luchando...
El TAV nos obliga a pelear ahora. Cuando hoy más que nunca están vigentes nuestras ideas. Las mismas que nos hicieron asumir la cárcel en tantas luchas ecologistas. Las mismas que nos llevaron a no participar en diferentes ejércitos, las mismas que nos llevaron a romper puertas y abrir ventanas para no hipotecar nuestras vidas, las mismas que nos llevaron a sobrevivir sin prostituir nuestros brazos en fábricas de muerte. Las mismas ideas que nos hacen luchar hoy y ahora con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Sin dirigentes, ni dirigidos, sin mediadores, ni vanguardias, por la utopía, por la autogestión...
Más indios y ningún jefe. Autoorganización y lucha...
(Varias personas relacionas con la lucha contra el TAV han sido reprimidas o detenidas durante este año intentando paralizar un proyecto que arrasa, al igual que aquí y otros puntos del estado, con pueblos y montañas por el triunfo de la economía y el progreso)
Manual práctico de autodefensa proletaria
Este manual pretende rechazar en la práctica la explotación laboral y exponer mínimamente otras consecuencias que conlleva su normalización social. También nos puede servir de herramienta en situaciones de conflicto laboral (despidos, acoso...) o como simple información “en caso de”.
En él se han recopilado diferentes maneras con las que entorpecer la producción, presionar a nuestra empresa o solidarizarse con otros trabajadores. Estas han sido utilizadas ahora y hace cien años, pero siguen siendo igualmente eficaces debido a nuestra condición de clase trabajadora. Esta, aunque menos ruidosa en los tiempos que corren, sigue levantándose cada día para cumplir con una contradictoria obligación: mantener la riqueza de grandes corporaciones, empresas y multinacionales capitalistas.
Hemos dado prioridad a un análisis actual, aunque sin profundizar demasiado, de la organización del curro (subcontratación, inestabilidad...) y a las condiciones generales en las que lo desempeñamos. Hemos ojeado el papel mediador de quien dice defendernos cuando la cosa se complica y que, cuando nos damos la vuelta, ya ha negociado por nosotros para mantener su chiringuito sin revuelos. Esto demuestra el inmovilismo que fomentan los sindicatos en algunas situaciones laborales.
La idea es distribuirlo de forma gratuita entre grupos de trabajadores más o menos concienciados a los que podamos llegar o que tengamos al lado. Romper el hielo de una jornada laboral y las fronteras estereotipadas que nos han impuesto. Lo que explica el texto no tiene caducidad inmediata así que su distribución puede mantenerse en el tiempo y en el espacio, llevándola a cabo en el momento más oportuno que nos encontremos (huelgas, asambleas de trabajadores, cola del paro)
En nuestro caso forma parte de una “campaña” más amplia que estamos intentando llevar adelante en algunos puntos del sureste de la península, con la edición de pegatinas, carteles, etc. Es decir, el manual tiene su continuidad en la calle con el objetivo de entablar comunicación con otros trabajadores puteados como nosotros.
En la edición de este pequeño manual han colaborado, humana y económicamente, otros colectivos para apoyar la propuesta y sobretodo con la idea de extenderla. Desde aquí nuestro agradecimiento por implicarse.
Cantidad en distribución: 10.000 ejemplares
Tamaño del manual 10,5 x 14,5,
a una tinta con portada en papel satinado
Elabora y edita : El Percal (Murcia)
Apoya: Ruptura (Madrid)
Algunas líneas de intervención social ante la crisis económica como salvavidas del capital y sus gestores:
-Resistencia a las maniobras del capital (solidaridad activa entre despedidos y trabajadores ante recortes de plantilla, salariales, legales... repulsa social a la subida de precios a la población exigiendo el abaratamiento de estos...) y reducción del tiempo de trabajo (bajar el ritmo para retardar sus planes de “reactivación” de la economía)
- Contra las medidas de recuperación de la crisis: topes, congelación de salarios, expedientes de crisis, despido libre, regulaciones de empleo...
-Contra el paro: exigiendo un salario suficiente garantizado y organizando grupos de parados para destapar de forma colectiva las consecuencias “colaterales” de la crisis...
-Extender, profundizar y generalizar las luchas y las asambleas sin mediadores políticos ni sindicales: dentro y fuera de la empresa, por sectores, zonas geográficas, en la calle, por barrios... Evitar que los conflictos queden aislados (solo transportistas, solo inmigrantes...)
-Contra los desequilibrios y desigualdades regionales, o zonas concretas de la geografía, impuestas por el capitalismo y la sobreexplotación de las zonas subdesarrolladas...
Unión, acción y autogestión de nuestras vidas
¿Quién paga el pato?
El Grupo Levantina de Mármoles y el Grupo Soledad arrojan más de 200 personas al Valle de las Uvas (Alicante)
El E.R.E (Expediente de Regulación de Empleo) del Grupo Levantina de Mármoles (GLM), que amenaza con dejar en la calle a 195 trabajador@s, junto a la oleada de “despidos improcedentes” del Grupo Soledad (propietario entre otros de los talleres Confort Auto) sumarían la notable cifra de más de 200 parad@s en menos de tres meses entre distintas poblaciones de Alicante como Aspe, Novelda, Elda… la zona que se conoce como “Valle de las Uvas”.
El Grupo Soledad, en una hábil maniobra empresarial lleva dos meses despidiendo gente periódicamente (11 despidos una semana, tras dos semanas otros 20… y así). Esto limita las posibilidades de l@s trabajadores para organizarse y hacerles frente, y desune a los compañer@s que se encuentran con un clima de miedo y acoso que les hace proteger con más celo su puesto de trabajo de manera individual.
Esta operación se está realizando de forma tan oscura y soterrada que nos es imposible precisar hasta la fecha el número de trabajador@s despedidos.
Por otro lado, el grupo Levantina de Mármoles tiene previsto el cierre de dos plantas (Lam 12 y Lam 6) y el recorte de 40 puestos en una tercera, Spain Marmle. La calaña empresarial se excusa en el “retroceso de la construcción, las importantes restricciones de crédito que registran los mercados y la creciente dificultad de las empresas europeas para exportar su producción a la zona de influencia del dólar, mercados donde el grupo Levantina debe hacer frente a competidores ubicados en países emergentes con costes muy inferiores" para esta operación de saneamiento de sus ingresos.
L@s trabajadores y el pueblo de Novelda se han echado a la calle, capitaneados hasta la fecha por los lidercillos de C.C.O.O y U.G.T y, en forma de concentraciones, manifestaciones y pintadas, han mostrado su rechazo a esta estrategia capitalista de cargarle el muerto de la crisis a quien nunca tuvo la capacidad para producirla. Como trabajadores debemos dar un paso más y superar los dirigismos sindicalistas que están pidiendo la suspensión temporal de pagos como alternativa al despido, y que es una solución a la medida de los empresarios no de los trabajadores. Debemos, mediante la comunicación, la solidaridad, creando nuestro propio espacio, hacernos fuertes. Para defendernos de este y otros ataques que en el futuro se pudieran dar, es necesario que no solo los currantes de Levantina de Mármoles o Grupo Soledad, sino todos los proletarios nos reconozcamos en la imagen de los despedidos y, con una estrategia adecuada para cada ocasión, crear o dotarnos de herramientas eficaces (al margen del espectáculo mediático) para hacerles frente.
Un ex-trabajador del Grupo Soledad
“!Contra los despidos y la precariedad!”
“¡Empresarios de la levantina, os vais a ahogar en vuestra propia orina!”
(Pintadas mural de grandes dimensiones aparecidas en la entrada de Novelda y que da la bienvenida a este pueblo)
¿Para qué sirven las Viviendas de Protección Oficial?
Desde que comenzaron a construirse este tipo de viviendas se ha visto en ellas una forma barata de adquirir una casa, de conseguir un chollo. Eso si tienes la suerte de que te toque la lotería que supone la subasta de VPO (teniendo en cuenta el número que se construyen en comparación con la demanda real que hay de viviendas...). En la etapa de endeudamiento en que nos vemos inmersos, muchos ven en estas viviendas, quizá con más ilusión que antes, una salida al mismo. Incluso los empresarios. Hagamos un breve repaso a este tipo de políticas; al significado que se les quiere dar ahora precisamente; a las mejoras que pueden generar a la clase trabajadora en un principio y, a largo plazo, como puede servir para amortiguar la caída en el sector de la construcción – inmobiliario.
A partir de los años 80 se comenzó a hablar entre los arquitectos progresistas de una especie de “democratización de la vivienda” para justificar la construcción de bloques con la capacidad de aglutinar mayor número de población y aprobar proyectos que acabara lentamente con un modelo de barrio más popular y de vida en la calle (o la huerta). Por lo general, zonas compuestas por casas bajas. Con la excusa de querer potenciar una hipotética igualdad social y el derecho constitucional de todo el mundo a acceder a una vivienda como estandarte de la democracia, la población, exceptuando ciertas luchas que se fraguaron en torno a grandes ciudades (con la destrucción de chabolas y barriadas), no vio con malos ojos economizar su espacio, para que cupiese más gente. Las empresas privadas comenzaron a rediseñar el negocio de la vivienda, encontrando en la emigración de trabajadores y la acumulación de inquilinos un gran filón económico y de modelo urbano: en menos espacio podían sacar más provecho y asentar a la clase trabajadora (o a estratos marginados) donde no molestara. Es decir, en ciudades satélite o polígonos de realojamiento.
Este modelo de construcción ha ido evolucionando hasta nuestros días y ha tenido a los bloques de VPO como principal símbolo de “ayuda social” por parte del Estado. Sin embargo, tras esa imagen de igualdad entre clase sociales que quiere demostrar dicha “democratización de la vivienda”, vemos cómo por un lado, se siguen construyendo bloques mastodonte para la clase media-baja, y por otro se reservan zonas residenciales o de lujo para la venta de casas unifamiliares de gran extensión, con los privilegios y la calidad de vida que representa. Un escenario en continuo contraste con zonas más deterioradas, y con la desigualdad social que, en teoría, instituciones, constructoras y arquitectos, querían suprimir por el bien común de toda la sociedad. El problema no era, ni es, un modelo de viviendas limitado sino el tipo de gente que vive en ellas, el aprovechamiento del suelo y el espacio como mercancía para beneficiar a unos pocos privilegiados.
La especulación urbanística generada por estos y otros factores, como la limpieza de dinero negro, ha llevado a la situación actual donde la demanda de vivienda de promoción privada se ha estancado y tiende a bajar. Como resultado del desgaste en el sector inmobiliario y la dificultad que tienen las familias para hacer frente a hipotecas o la compra de una vivienda, el gobierno plantea la subvención a las empresas privadas que planifiquen viviendas de protección en sus proyectos como forma de potenciar el acceso a la vivienda y “ayudar a la población de renta baja”. El contexto que se genera con estas inyecciones de dinero a las promotoras-constructoras es de convertir las VPO en un negocio con el que acolchar las perdidas en el sector e inflar los precios de éstas construcciones. Al fin y al cabo, aunque el Estado regule las condiciones de compra, son las empresas las que fijan el precio final, amortizando gastos de inversión con este tipo de subvenciones (una parte estaría cubierta) para seguir construyendo como si no pasara nada. Es una estrategia que ya han puesto en marcha grandes promotoras para hacer frente a la famosa “crisis” que ellos mismos han provocado.
Aparte, las viviendas de protección son construidas a bajo coste, con material de poca calidad y unos acabados de pena, porque van dirigidas a un fin que genera escasos beneficios. Las zonas donde se construyen suelen estar bastante dejadas (ni reformas, ni servicios de limpieza regulares, mejoras de plazas, etc.). Incluso, si ese suelo interesa para especular o resolver conflictos sociales, la dejadez llega al punto de declararlas en estado de ruina (por ejemplo, polígono de viviendas de La Paz o los bloques de Ayuso en Murcia capital). La calidad en estas viviendas se da por hecho que va a ser inferior, aunque las hayamos pagado con los impuestos que nos arrebatan continuamente.
La necesidad de VPO no es real, porque ya existen miles de casas vacías, con las que se especula en espera de tiempos mejores y que podrían destinarse para ese objetivo o reapropiarse para quien le haga falta. Con este panorama, no podemos ver una tabla de salvación en la constitución, o las leyes, reivindicando una vivienda digna o pidiendo a toda costa que se construyan más VPO. Esta alternativa también se puede transformar en un negocio, volverse en nuestra contra, convirtiéndonos en explotados que mendigan algo que les pertenece. Hay suficientes casas para vivir dignamente y sin engordar aún más el negocio inmobiliario, solo hace falta la determinación de quienes sufrimos estas situaciones, de los afectad@s.
“La vivienda protegida sube de golpe un 30% en Murcia y Cartagena”
(Diario 20 Minutos, 9 de Abril de 2008)
“También hemos hecho más atractiva la construcción de VPO a los promotores adecuando los precios de los módulos en los que se divide la VPO según distintas zonas geográficas a los precios actuales” (José Ballesta, Consejero de Obras Públicas, Vivienda y Transportes en una entrevista para el periódico La Economía Región de Murcia, Junio de 2008)
Churra: Escombros de lujo
Esta zona es conocida por el sector inmobiliario y prensa local como la que se convertirá, de aquí a unos años, en la Bervely Hills murciana. Es un punto privilegiado de acceso a la ciudad y esto hace que el suelo esté bastante cotizado. Decenas de nuevos ricos venden cada metro cuadrado de su tierra, dejándolos en manos de promotoras que destrozan los tejados y puertas de antiguas casas de huerta. Es una forma de prevenir que nadie pueda utilizar esas viviendas mientras se aprueban los futuros proyectos de expansión previstos en torno al cinturón de la capital murciana. Por este recorrido pueden verse casas bajas aun habitadas, normalmente por gente anciana de la zona de toda la vida, junto con casas destrozadas, hechas intencionadamente ruina o solares repletos de escombros. Con un paisaje tan desolador, y hasta que lleguen los tiempos de una gran zona residencial, más que Bervely Hills, Churra se parece a Bosnia durante la guerra.
Esta táctica de presionar y acosar, llevada a cabo por promotoras e instituciones, se caracteriza por el deterioro del entorno de un barrio para expulsar a los habitantes de este y, poco a poco, cedan todos los demás a la venta de sus “antiguas y deterioradas” casas.
“Aún vivimos aquí”
(Pintada significativa en la fachada de una casa de Churra rodeada por bloques en construcción, solares y la nueva carretera que conectará la Avda. Juan Carlos 1º con la carretera de Alicante)
C. S. O. A. La Fábrica de Hielo:
Un ejemplo vivo de que Murcia no se vende
Hace meses que un grupo de personas decidió, por necesidad y como forma de luchar contra la especulación, ocupar los terrenos de una antigua nave en la pedanía murciana de Churra. Se trata de una zona azotada por el avance de los nuevos planes urbanísticos que se expanden sobre la periferia de la capital.
Este proyecto supone, entre otras cosas, romper con la dinámica derrotista, que hasta ahora caracterizaba la resistencia contra los proyectos del capital, de la forma más directa: Ocupar la huerta. Y, lo que aún es más importante, sale hacia fuera para demostrar que es posible paralizar los métodos de expulsar habitantes (algo asimilado por la mayoría de la población) para seguir construyendo miseria. Todo esto, poniendo en común problemáticas sociales, ecológicas... y dando cabida a colectivos de gente que se preocupan en desarrollar una conciencia para reaccionar ante las mismas.
En este espacio se realizan actividades como: Cultivo de huerto ecológico, conciertos a precios populares, charlas informativas y de debate, distribución de material escrito de temática social y política, elaboración de pan (horno de leña), proyecciones, etc.
Hay indicios de que actualmente estén en marcha los tramites para desalojar el lugar.
Solidaridad con La Fábrica de Hielo.
Apoyemos estas iniciativas autogestionadas y organizadas desde abajo sin la mano de instituciones
o partidos políticos.
Asambleas abiertas del centros social: Todos los martes a las 8 h. Dirección: Avenida Torre Alcaina nº8 (Churra)
Bienvenido al bando de la ... Muerte
Un año más festejamos el asesinato de nuestra huerta. Matones y especuladores campan a sus anchas extorsionando y chantajeando a huertanos y otras personas que se resisten a ver la huerta muerta. Los mismos empresarios que hoy junto a nosotros celebran este paripe hipócrita, mañana estarán riéndose de la huerta y construyendo grandes edificios, centros comerciales ayudados por el ayuntamiento y la comunidad de Murcia que saben muy bien como enriquecerse gracias a su política del construir por el simple beneficio de construir (pero esto no es eterno). Desde el CSOA La Fábrica de Hielo os animamos a que os impliquéis en esta lucha. Formando grupos de barrio y realizando asambleas, debates, manifestaciones, incluso okupando la huerta, bancales o espacios abandonados para devolvérselos al barrio, a su gente.
Si la huerta muere... okupa y resiste
(Panfleto repartido durante el último Bando de la Huerta, fiesta popular en
la ciudad de Murcia en honor a la huerta tradicional)
Señales de humo... Contra la alta velocidad
(Editorial de la “Hoja de resistencia contra el TAV” (Tren de Alta Velocidad en el País Vasco) nº 19. Junio de 2008)
Prácticas políticas que se inventaron para servirnos pero nos atan, nos esclavizan, nos callan y nos limitan... Prácticas que pretenden aglutinar y ¿qué consiguen? Dividir, delegar, desmovilizar, claudicar... Discursos vacíos que no cuestionan la opresión, ni tan siquiera las causas que generan estos proyectos, como si de un problema de mala gestión se tratase. Discursos y prácticas de intervención política que lo único que hacen es fortalecer lo que pretendemos destruir: el poder, la sumisión, la especialización, las vanguardias...Prácticas teñidas de verde para complacernos, prácticas teñidas de rojo para disimular... ¿Dónde está la libertad si delegamos?.
El hedor a mierda os delata, después ya no quedará aire que respirar, solo seres uniformes con comportamientos uniformes, mascaras de oxígeno de color verde. Y pensaremos que ha ocurrido, en si hemos tomado parte... La lucha contra el TAV debe ser la lucha contra el capital, contra las formas de organización social vigentes, contra la sumisión, contra la propiedad, contra la delegación, contra la resignación. Donde los oprimidos luchemos en primera persona contra quienes pretenden someternos. Donde la única consigna válida sea la lucha de clases. Donde el amor que llevamos dentro lo transformemos en odio hacia quienes pretenden callarnos... Donde el odio que llevamos dentro lo transformemos en amor para seguir luchando...
El TAV nos obliga a pelear ahora. Cuando hoy más que nunca están vigentes nuestras ideas. Las mismas que nos hicieron asumir la cárcel en tantas luchas ecologistas. Las mismas que nos llevaron a no participar en diferentes ejércitos, las mismas que nos llevaron a romper puertas y abrir ventanas para no hipotecar nuestras vidas, las mismas que nos llevaron a sobrevivir sin prostituir nuestros brazos en fábricas de muerte. Las mismas ideas que nos hacen luchar hoy y ahora con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Sin dirigentes, ni dirigidos, sin mediadores, ni vanguardias, por la utopía, por la autogestión...
Más indios y ningún jefe. Autoorganización y lucha...
(Varias personas relacionas con la lucha contra el TAV han sido reprimidas o detenidas durante este año intentando paralizar un proyecto que arrasa, al igual que aquí y otros puntos del estado, con pueblos y montañas por el triunfo de la economía y el progreso)
Manual práctico de autodefensa proletaria
Este manual pretende rechazar en la práctica la explotación laboral y exponer mínimamente otras consecuencias que conlleva su normalización social. También nos puede servir de herramienta en situaciones de conflicto laboral (despidos, acoso...) o como simple información “en caso de”.
En él se han recopilado diferentes maneras con las que entorpecer la producción, presionar a nuestra empresa o solidarizarse con otros trabajadores. Estas han sido utilizadas ahora y hace cien años, pero siguen siendo igualmente eficaces debido a nuestra condición de clase trabajadora. Esta, aunque menos ruidosa en los tiempos que corren, sigue levantándose cada día para cumplir con una contradictoria obligación: mantener la riqueza de grandes corporaciones, empresas y multinacionales capitalistas.
Hemos dado prioridad a un análisis actual, aunque sin profundizar demasiado, de la organización del curro (subcontratación, inestabilidad...) y a las condiciones generales en las que lo desempeñamos. Hemos ojeado el papel mediador de quien dice defendernos cuando la cosa se complica y que, cuando nos damos la vuelta, ya ha negociado por nosotros para mantener su chiringuito sin revuelos. Esto demuestra el inmovilismo que fomentan los sindicatos en algunas situaciones laborales.
La idea es distribuirlo de forma gratuita entre grupos de trabajadores más o menos concienciados a los que podamos llegar o que tengamos al lado. Romper el hielo de una jornada laboral y las fronteras estereotipadas que nos han impuesto. Lo que explica el texto no tiene caducidad inmediata así que su distribución puede mantenerse en el tiempo y en el espacio, llevándola a cabo en el momento más oportuno que nos encontremos (huelgas, asambleas de trabajadores, cola del paro)
En nuestro caso forma parte de una “campaña” más amplia que estamos intentando llevar adelante en algunos puntos del sureste de la península, con la edición de pegatinas, carteles, etc. Es decir, el manual tiene su continuidad en la calle con el objetivo de entablar comunicación con otros trabajadores puteados como nosotros.
En la edición de este pequeño manual han colaborado, humana y económicamente, otros colectivos para apoyar la propuesta y sobretodo con la idea de extenderla. Desde aquí nuestro agradecimiento por implicarse.
Cantidad en distribución: 10.000 ejemplares
Tamaño del manual 10,5 x 14,5,
a una tinta con portada en papel satinado
Elabora y edita : El Percal (Murcia)
Apoya: Ruptura (Madrid)
Editado en Murcia y fotocopiable
Para mandarnos noticias, pedir algún número anterior o ponerse en contacto, escribir a: elpercal2007@hotmail.com